martes, 29 de mayo de 2007

La eternidad de lo efímero

Jaime era un chico sensible. Sus sentimientos se disparaban con una facilidad asombrosa. Lo pasaba muy mal cuando alguien le trataba de una manera despreciativa. Además era una persona que valoraba mucho los pequeños gestos, los pequeños detalles. Esto le ocurría con gente a la que apreciaba de verdad.

Un buen día, casualidades de la vida, Jaime conoció a Julia. Julia, al contrario que Jaime, era una persona que no prestaba atención a esos pequeños detalles, y generalmente se fijaba en lo que a ella le convenía en cada momento. Establecieron una relación. Pero como en cualquier relación, siempre hay discrepancias, la mayor parte por esos pequeños detalles que a Jaime le sentaban tan mal y Julia no podía entender. Le parecían de esquizofrénico, y la irritaban sobremanera. Y esa irritación, y el mal día que hubiera podido tener lo pagaba con Jaime. Y con eso a Jaime le dolía el alma.

Un día, Jaime le pidió una cosa a Julia. Era una gilipollez, que a Julia no le habría llevado más de 15 segundos y habría hecho feliz a Jaime, pero Julia prefirió no perder esos 15 segundos y seguir con lo que estaba haciendo. Y así se lo hizo saber a Jaime. Para Jaime esto supuso un shock, ya que no entendía por qué Julia no podía perder 15 segundos en hacerle ese favor. Y se lo dijo a Julia, que ese día estaba de muy mal humor, y soltó toda su rabia e ira acumuladas sobre Jaime, diciéndole cosas que no venían al caso y que atacaban directamente su personalidad.

Eso hizo añicos el corazón de Jaime, que se sumió en una profunda depresión. Una semana más tarde, al analizar que todos le decían lo mismo y que su personalidad no era para esta vida, decidió probar suerte en una vida mejor.

domingo, 27 de mayo de 2007

Desequilibrios entre el bien y el mal

Juanito es un chico que siempre ha sido bueno. Desde el momento en que nació y adquirió conciencia, ha seguido rectamente la línea de lo que él (y la gran mayoría) consideraba como "el bien". Ha sido un chico bueno que ha seguido sus valores toda la vida. Siempre se le ha considerado como una persona intachable y recta. Pero eso a él le importaba tres cojones. Lo que le importaba era que se sentía bien consigo mismo.

Pero un buen día, con su mejor intención, intentó ayudar a una persona. Juanito puso todo su empeño y voluntad para que todo fuera bien, pero un paso de los que tomó no satisfizo a esta persona, que se lo reprochó como si hubiera tratado de perjudicarla hasta el extremo, y lo fue propagando por ahí. Y la gente que calificaba de santo a Juanito empezó a hablar mal de él, a tildarlo de mala persona. Él no lo entendía, ya que todo lo que había hecho anteriormente era bueno, y esto también era con buena intención, e incluso era algo que no era malo, sino que a esa persona no le había gustado en absoluto. Pero fue injustamente sentenciado por el pueblo.

- Por qué después de tantos actos buenos por uno malo se me considera mala persona? - dijo Juanito.

Y Juanito empezó a dudar de su bondad, y se fue haciendo una persona más mezquina, cruel y arrogante. Comenzó a ser una mala persona.

Sacad vosotros la puta moraleja y dejadla por aquí.