Al principio todo fluía de la forma correcta en mi vida. De la primavera se pasaba al verano, del verano al otoño, del otoño al invierno y del invierno a la primavera. Algo que siempre ha sido así.
Pero mi corazón ha decidido poner fin a este ciclo y ha declarado que en mi vida va a perdurar el otoño eterno, una época gris y oscura en la que nada vale la pena, ya que progresivamente va perdiendo las hojas y al final se acaba cayendo. Y no siento el frío completo, pero no me apetece seguir adelante, me mina la moral. Y pierdo toda mi personalidad, volviéndome parte del otoño. Y es cuando voy perdiendo todo nexo a tu rama, y acabaré cayendo.
martes, 21 de agosto de 2007
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